Samuel Arriarán
Uno de los filósofos que ha mostrado mayor coherencia y congruencia en su obra es sin duda Adolfo Sánchez Vázquez quien desde su juventud a su madurez mantuvo como eje de su reflexión el compromiso con el socialismo. Nació el 17 de septiembre 1915 en Algeciras, España. Vivió su infancia y parte de su juventud en Málaga donde realizó sus primeros estudios y comenzó sus actividades políticas en las Juventudes Socialistas. Cuando estalló la guerra civil se dirigió a Málaga y después a Madrid. Después de la derrota emprendió el camino al exilio en México donde retomó sus estudios universitarios en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; se doctoró en 1966 con una tesis (Sobre la praxis) dirigida por José Gaos. Su obra filosófica abarca más de 30 libros, algunos fueron traducidos a los principales idiomas.
Las críticas a Sánchez Vázquez se pueden dividir entre las que se dirigen a su teoría del arte, la estética y la teoría política. En cuanto a las primeras se puede decir que la mayor repercusión a Las ideas estéticas de Marx se dio en México y en España tal como se comprueba en las críticas favorables de autores como Justino Fernández, Beatriz de la Fuente y Valeriano Bozal, además de la de los mismos artistas que justificaron su posición de vanguardia (el arte abstracto) que era bastante subestimado por los marxistas dogmáticos. De parte de la academia no faltaron algunos cuestionamientos como el de Ramón Xirau que pusieron en duda el concepto de praxis y la tesis de la hostilidad del capitalismo al arte . En cuanto a sus planteamientos desarrollados en Estética y marxismo repercutió principalmente entre los escritores que eran del partido comunista pero que no comulgaban necesariamente con el realismo socialista. En cuanto a su Invitación a la estética que pretendía abrirse a otras corrientes de pensamiento no marxistas, sólo hubo una objeción por parte de Roberto Escudero.
En cuanto a la teoría política se puede advertir que la crítica en general fue positiva, tal como se comprueba con el hecho de que en España, Chile y México se formaron círculos de estudio en las cárceles para debatir su Filosofía de la praxis. Aunque no faltaron quienes lo descalificaron como “subjetivista y revisionista”. Sánchez Vázquez respondió argumentando que la supuesta “revisión” no es necesariamente algo negativo sino que es natural en la medida en que la teoría requiere una confrontación constante con la realidad. Hasta sus últimos libros conservó esta metodología al insistir que frente al derrumbe del “socialismo real” y la globalización neoliberal es indispensable “revisar” la teoría para ajustar la estrategia y la táctica socialista.
Entre las principales críticas que se le formularon se pueden mencionar las siguientes:
1. La crítica de José Revueltas que no fue de raíz ortodoxa sino del sector socialista antidogmático que dudaba de la posibilidad de romper la enajenación:
Si la actividad se propusiera un fin, éste no podría ser sino el fin total ya que el hombre como actividad total, no se satisface (se realiza) en parcialidades, o esta realización, así es enajenada por su propia actividad. La actividad pues, no resulta en un fin, sino en una oposición con y en el objeto. Luego, la conciencia no se prefigura un fin, sino que esta prefiguración es su movimiento hacia la identidad (aproximativa) o su opuesto la inidentidad (y hasta ahora el hombre es más bien desperdicio y fracaso.)
2. La crítica de los partidarios de Althusser como Carlos Pereyra y Enrique Gonzalez Rojo que presentaron argumentos a favor de la tesis de que la teoría es una forma de práctica. Esta crítica, si bien está sustentada, sin embargo está formulada desde aquella tradición del “pensar” conceptual por encima de la acción. La filosofía se reduce a un saber que tiene su validez en sí misma. Se sobreentiende que Sánchez Vázquez está muy lejos de esta tradición. Cabe citar su respuesta a Etienne Balibar quien debatió con él defendiendo la posición althusseriana:
Al parecer lo que se me objeta es que exista una relación (de oposición) entre cierta concepción de la teoría (el teoricismo sin comillas) y la práctica de su apropiación por el grupo dirigente…Estoy de acuerdo en que la cuestión filosófica de las relaciones entre teoría y práctica no puede ser confundida con la de la organización del partido. Sin embargo, en cuanto que se aborda esa cuestión de un modo histórico concreto, ambas cuestiones sin confundirse no pueden ser separadas.
3. La crítica de Luis Villoro que cuestionó su concepción de la ideología. Según esta crítica Sánchez Vázquez caería en una especie de “panideologismo” ya que su concepción resulta demasiada amplia. Frente a esta tendencia “totalizante” sostiene que no solamente queda afuera la ciencia sino también las creencias no científicas. Frente a esta crítica, Sánchez Vázquez ha respondido que si bien lo ideológico se hace presente en el arte, la literatura, la moral, el derecho, la filosofía y las ciencias sociales, sin embargo no se hace presente de la misma manera, sino de un modo específico, en cada una de esas formas. Por tanto, este concepto amplio de la ideología tiene más ventajas que el concepto restringido, aunque sin desconocer sus riesgos.
Para cerrar este apartado no se puede dejar de señalar la reciente crítica de Luis Villoro sobre la idea misma de revolución socialista de Sánchez Vázquez.
Ciertamente existen muchas otras críticas igualmente importantes, agudas y lúcidas pero que por razones de espacio no podemos referirnos aquí. Cabe sin embargo remitir al lector interesado y los estudiosos del pensamiento de Sánchez Vázquez a la bibliografía correspondiente.
Tomando en cuenta que el socialismo fue la principal preocupación filosófica de Sánchez Vázquez y que dicha preocupación atraviesa sus reflexiones sobre la política, la ética , el arte y la estética cabe preguntarse si a pesar de la situación adversa y al descrédito del socialismo falsamente asociado por los medios de comunicación a un sistema decrépito que se derrumbó ¿mantiene su vigencia? A esta pregunta Sánchez Vázquez ha respondido con otras preguntas: ¿siguen siendo válidas las razones para combatir al capitalismo? ¿sigue siendo necesaria la crítica a un sistema que no ha hecho más que agravar los males a lo humanidad? ¿sigue siendo deseable un proyecto de emancipación cuando el capitalismo amenaza no sólo a las clases explotadas sino la humanidad entera? ¿sigue siendo necesario el marxismo cuando la realidad a trasformar lo requiere cada vez más? ¿sigue siendo necesario el marxismo vinculado a un proyecto vinculado a la praxis como alternativa al capitalismo cuando no se quiere que se convierta en un sueño utópico?