Samuel Arriarán **
“La experiencia estética o la práctica artística no son algo superfluo,
adorno en nuestra existencia, sino un elemento vital en toda
sociedad, una necesidad humana que reguiere ser, satisfecha. "
Adolfo Sánchez Vázquez
Según Adolfo Sánchez Vázquez, la educación estética en México requiere una reformulación urgente. Para él, la educación estética tiene que desarrollar no sólo
la conciencia artística sino también la conciencia estética (hasta hoy el sistema de la educación básica, media y superior sólo se ha concentrado en la conciencia artística). La educación estética requiere por ello de la readecuación de las instituciones educativas correspondientes. No significa solamente difundir "las bellas artes", sino fundamentalmente conducir al enriquecimiento de la sensibilidad estética de los alumnos, a una ampliación del horizonte artístico en que se mueven (no sólo dentro del aula o los talleres sino también fuera, es decir, en la vida cotidiana).
¿Cuáles son las limitaciones o reducciones en que ha caído la educación artística en México? Según Sánchez Vázquez, por una parte, la reducción tradicional de lo estético a "lo bello" y de éste a lo bello clásico, así como la reducción de lo estético a lo artístico.
Antes de analizar y reflexionar sobre cada uno de estos planteamientos, es necesario preguntarse ¿quién es Adolfo Sánchez Vázquez? ¿qué es lo que hace que su obra filosófica pueda merecer nuestra atención? Si Sánchez Vázquez aparece en nuestros días, una y otra vez, asociado a nombres y actitudes de cambio social, es porque se trata de un pensador actual; porque sus preocupaciones y problemas están vivos también para quienes nos dedicamos cotidianamente al trabajo educativo. Por eso, antes de exponer y analizar sus argumentos fundamentales sobre la educación estética, tracemos un breve esbozo de su vida y su obra.
Adolfo Sánchez Vázquez es un filósofo marxista nacido en Algeciras, Cádiz, en 1915. Vivió su infancia y juventud en Málaga, donde se incorporó a la lucha revolucionaria, motivado entonces no por un conocimiento directo de la obra filosófica de Marx sino por la ebullición política que prevalecía en el ambiente cultural de esa época. De Málaga se trasladó a Madrid, donde inició sus estudios de filosofía en la Universidad Central, en la que predominaba la influencia de Ortega y Gasset y de otros filósofos elitistas de los cuales pronto Sánchez Vázquez se sintió ajeno. Con el estallamiento de la guerra civil en 1936, interrumpió sus estudios; se incorporó a la Undécima División del ejército republicano y más tarde al Quinto Cuerpo del ejército, donde encabezó el comisariado de prensa y propaganda. En Málaga dirigió la revista Octubre y más tarde, en Madrid, el diario Ahora, órgano central de expresión de la organización juvenil más importante de la zona republicana con más de doscientos mil miembros.' '
Sánchez Vázquez llegó a México como exiliado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. Trabajó en Morelia como profesor de filosofía. Después reinició sus estudios de filosofía en la UNAM donde obtuvo la maestría y el doctorado. En 1956 se sintió conmovido por las revelaciones del xx Congreso del Partido Comunista de la ex Unión Soviética y desde entonces se apartó del marxismo dogmático consagrándose a una fecunda y creativa actividad teórica.
En 1962 se dio a conocer con un artículo titulado "Ideas estéticas en los manuscritos económico-filosóficos de Karl Marx". En 1965 desarrolló ampliamente este tema en su libro Las ideas estéticas de Marx, que entre otras cosas influyó con su actitud antidogmática, creadora y crítica en la política artística y cultural de la Revolución Cubana.'
Al considerar que la actividad teórica no puede ser el monopolio de los especialistas de un sector de la sociedad o del partido, Sánchez Vázquez se apartó de los caminos trillados y comenzó a plantear nuevos problemas. En este sentido se dispara su trabajo capital Filosofía de la praxis (1967), en el cual marcó posiciones nuevas y perspectivas que habría de desarrollar en otros libros como Ética (1969), Estética y marxismo (antología en dos tomos, 1970), Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), Sobre arte y revolución (1975); Ciencia y revolución (El marxismo de Althusser) (1978), Textos de estética y teoría del arte (antología, 1982); Filosofia y economía en el joven Marx (1982), Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología (1983), Ensayos sobre arte y marxismo (1984) Ensayos marxistas sobre historia y política (1985) e Invitación a la estética (1992).
En todas estas obras, la mayoría traducidas a diferentes idiomas y consideradas en el nivel internacional entre las aportaciones teóricas más valiosas que pueden hallarse actualmente, se desa
rrolla una serie de problemas sociales vitales para los países latinoamericanos, como el significado de la democracia, el problema de la ideología, las relaciones entre moral y política, el papel del arte en la sociedad, las causas del surgimiento y de la crisis del "socialismo real" y muchos otros temas tratados con el mayor rigor y concreción que exige un verdadero análisis marxista. Sánchez Vázquez no puede aceptar que alguien que se apoye en los sofismas de la"neutralidad ideológica" pretenda justificar una conducta indiferente a todo. Para él, la indiferencia es ya una toma de posición ideológica, puesto que significa elegir una opción para dejar el mundo como está. Quien pretende ser "neutral" es pues un conservador, ya que ha tomado una opción activa para conservar la realidad. Fiel exponente de un marxismo vivo, creador, crítico y autocrítico, siempre atento a los cambios de la realidad, Sánchez Vázquez rechaza tanto el aventurerismo revolucionario como el realismo a todo trance que degeneran en una política sin principios. Actualmente, frente al impresionante irracionalismo (como por ejemplo, el resurgimiento de tendencias Neofascistas a nivel mundial), insiste en la importancia de la acción consciente en la construcción democrática. Como él mismo dice respecto a la necesidad de instaurar una nueva sociedad:
Se trata de una pretensión que hoy más que nunca consideramos subrayar, ya que con ella hacemos patente lo que nos separa tanto de los dogmáticos de ayer como de los iconoclastas de hoy que, al enfrentarse a cierto marxismo que debe ser justamente criticado, acaban por renunciar al socialismo y con ello al proyecto (al que ningún marxista puede renunciar sin negarse'a sí mismo) de contribuir a la transformación radical de la sociedad que hoy (como ayer) sólo ofrece como alternativa la explotación, la opresión y la guerra.'
Ahora bien, después de esbozar un retrato breve de la personalidad y de la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, examinemos a continuación su teoría de la educación estética, misma que podrá apreciarse mejor si se toman en cuenta sus objetivos revolucionarios que aparecen ex
presados tanto en su vida combativa frente al fascismo como en el conjunto de su obra. Su teoría estética, al igual que su teoría ética y su filosofía política, están motivadas por la necesidad de transformar radicalmente la sociedad capitalista. De ahí que no sean teorías puramente especulativas o academicistas.
Es sabido que la educación estética en México atraviesa en la actualidad una crisis muy grave. Su gravedad es tal que no admite ya soluciones fáciles, prefabricadas o superficiales. Para enfrentar esta crisis, es necesario considerar planteamientos creativos e innovadores, es decir, considerar la necesidad de una reflexión sana y desprovista de toda complacencia frente a las posibilidades de transformación social por la vía de la educación estética. La reflexión fundamental de Sánchez Vázquez en torno a los problemas de la educación estética en México, está estructurada según dos argumentos críticos: la reducción de lo estético a lo bello clásico y a las "bellas artes" o a lo artístico. Para él, se tiene que redefinir la educación artística como educación estética y extenderla a la vida cotidiana porque el objeto de la educación estética no se limita a lo artístico, es decir, a lo que está encerrado o muerto dentro de un museo, un conservatorio o un teatro, sino que abarca un universo muy amplio ya que:
Todos vivimos -académicos o no-en ciertos momentos de nuestras vidas, en una situación estética, por ingenua, simple o espontánea que sea nuestra actitud como sujetos en ella. Ante la flor que se obsequia, el vestido que se elige, el rostro que cautiva o la canción que nos place, vivimos esa relación peculiar con el objeto que llamo situación estética.'
Todos nos encontramos en nuestra vida cotidiana rodeados de productos estéticos, no solamente provenientes del mundo del arte sino también de la industria, la técnica, la artesanía o de los medios de comunicación. Ante la presencia de estos objetos nunca dejamos de expresar una apreciación estética aunque no lo parezca (porque supuestamente cumplen otra función extraestética, es decir, simplemente utilitaria). Dicho de otra manera, ¿no seria jus-
tamente aquí, en este universo amplio, donde habría que reflexionar en torno a la necesidad de una educación estética? Esto significa poder concebir que la relación estética no se reduce a lo que está dentro de las galerías o museos, sino que lo abarca todo, desde la calle, las plazas públicas, el mercado, las escuelas, los talleres, las fábricas, las oficinas o cualquier lugar de trabajo. En todos estos lugares, los objetos que cumplen una función utilitaria a veces pueden cumplir al mismo tiempo una función estética:
Lo estético puede darse para nosotros en cualquier tiempo, en cualquier lugar y cualquiera que sea la función extraestética que el objeto pueda cumplir, junto con su función estética.'
Claro que para que se dé esta relación estética con los objetos de la vida cotidiana hacen falta condiciones sociales apropiadas. Dentro de la sociedad capitalista no existen estas condiciones ya que.sólo interesa el lucro. El aspecto o presentación de los objetos sólo se justifica por su capacidad de que se vendan más, lo que al subordinar el valor estético al valor de cambio limita la integración de lo estético en la vida cotidiana. No habrá relación estética mientras no se descarte el valor económico y por tanto, la estructura social que lo produce, y se conjuguen en los objetos su valor de uso y su valor estético.
Por otro lado, para Sánchez Vázquez lo estético no se reduce a la categoría de lo bello (entendido como lo bello clásico occidental) sino que abarca otras categorías estéticas como lo feo, lo irónico, lo siniestro, lo horrible, o lo grotesco. Según su explicación, la idea de lo estético como ligado a la categoría de lo bello proviene de la tradición griega, renacentista y occidental. Por esta razón se identifica lo bello con una serie de valores como la armonía, el orden, la proporción, el equilibrio, la "sección de oro", etc., que son características propias del arte clásico europeo. Pero estos valores no garantizan siempre la esteticidad, como lo demuestra el hecho de que hay objetos que se consideran bellos sin ser armónicos o, al revés, que siendo armónicos no son bellos. Fueron cambios radicales en el arte los que obligaron a asignar a lo feo, lo grotesco, lo horrible, lo cómico, lo siniestro, etc., un nuevo lugar en la historia de la estética. De ese modo se revaloran aquellos caminos recorridos en otros tiempos por otros tipos de artes de otras sociedades como el prehispánico o el negro africano, o también por artes como el gótico o el barroco que nunca se sometieron al imperio de lo bello clásico:
El imperio de lo bello en Occidente comenzará a tambalearse con el arte barroco y, sobre todo, con el romanticismo. Nuevas categorías entrarán en el pensamiento estético. Así por ejemplo, Schlegel se ocupará de la ironía, y Hegel recurrirá a ella para definir la forma romántica del arte. Incluso lo feo, tan despreciado como la antítesis de lo bello, será objeto de la reflexión estética y, a mediados del siglo xix, ocupará el lugar central en una obra de Rosenkranz cuyo título, Estética de la fealdad, no deja de ser significativo. Pero es, sobre todo, en la época contemporánea cuando se amplía considerablemente el es
pacio de las categorías estéticas. A ello contribuyen decisivamente -una vez más la práctica por delante de la teoría- las revoluciones artísticas que transformaron radicalmente la sensibilidad estética.'
Ahora bien, es importante señalar que en nuestra sociedad hay muchas personas que se aferran a concepciones academicistas que reducen lo estético a lo "bello clásico" occidental, entendiendo por esto sólo las famosas "bellas artes." En este sentido no es casual que hasta el nombre de la máxima institución de la difusión del arte se llame Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). En los hechos se trataría de mantener a cada público en su guetto (público para la ópera, para la danza clásica, para la música de concierto, etc.). La debilidad de esta política artística es que su fundamentación teórica viene sustentada por individuos altamente burocratizados que creen que pueden encauzar la educación estética por la vía del conocimiento y de la reproducción de modelos clasicistas del arte europeo occidental. Estos esfuerzos se fundamentarían en el supuesto
de que sólo puede haber conocimiento de lo inmutable y de lo idéntico y no de lo variable o lo diferente. Y sus padrinos filosóficos provienen no sólo de los altos directivos o de los llamados "expertos" de las organizaciones internacionales como la UNESCO, sino también de venerables filósofos como Platón y Aristóteles. Pero cualesquiera que sean los padrinos filosóficos de estas concepciones, resultan ya insostenibles. ¿No será que una de las razones que explican la crisis de la educación estética en México y América Latina, sea justamente la de estar planteada desde fundamentos clasicistas y eurocéntricos?
Para Sánchez Vázquez, hay necesidad de salir del circuito cerrado del arte occidental. No podemos seguir atrapados en este círculo vicioso ya que el conocimiento del arte se ha extendido en el espacio y el tiempo. Ya no se puede pretender que Europa tenga el privilegio de lo creativo. Ya no hay eternidad ni supremacía de las obras clásicas occidentales. Una educación estética no puede partir de la idea de que se trata sólo de difundir y promover ese tipo de arte, sino también de otros tipos de arte no europeos, como el prehispánico. En efecto, lo bello no se da sólo en el arte occidental. También lo hallamos en una escultura azteca como la Coatlicue, en una pirámide maya, una olla de barro de Tonalá o un tapiz del Cuzco.
Por otra parte, según los "expertos", una concepción de la educación estética entendida como resguardo de lo clásico, también se expresa en la enseñanza artística en el sistema de educación básica, media y superior. ¿Pero qué se gana con resguardar también aquí este clasicismo? Se trata simplemente de enseñar cierto número de reglas tradicionales. Después de una fase de aprendizaje se cree que el alumno debe aventurarse a lo nuevo. Pero ¿cuántos estudiantes dan este salto al vacío?
¿Cuántos tienen la suficiente fuerza después de haber sufrido un desgaste o bloqueo de su creatividad? Seguramente nadie o muy pocos, ya que en los hechos se enseñan puras técnicas y casi nada de teoría. Se restringe la educación estética a una educación puramente técnica, es decir, a la simple acumulación de reglas. Esto explica que cuando se trata de la educación es
tética en centros superiores como La Esmeralda o la Academia de San Carlos, ese tipo de actitudes no cambian (con lo que se comprueba que la desconfianza ante la teoría estética proviene ya desde mucho antes, es decir, desde la educación básica). ¿Este tipo de actitudes es por culpa de los estudiantes? Aunque es cierto que ellos no son en principio unos téoricos (pero como dice Sánchez Vázquez, un poco de teoría cuando ésta hunde sus raíces en la práctica no le sobra a nadie). A veces esos mismos estudiantes insatisfechos con todo lo que les dicen esos profesores pedantes que creen saber todo y en realidad no saben nada, se preguntan ¿por qué han de ser esos profesores y no ellos mismos quienes reflexionen sobre los problemas de la educación estética? Para Sánchez Vázquez, una educación estética no puede consistir, pues, en un simple aprendizaje técnico sino que debe replantearse como formación fundamentada en- una nueva teoría estética y que no se reduzca al conocimiento de lo "bello clásico" o de las "bellas artes". Ahora bien, ¿la teoría de la educación estética de Sánchez Vázquez ofrece una alternativa frente a la teoría tradicional? Por lo menos, al estar fundamentada en el marxismo, sugiere una perspectiva histórica, viva, en devenir, no fijada en estereotipos académicos que sólo buscan la reproducción de modelos caducos o la pura mercantilización del arte:
Frente a las estéticas idealistas e irracionalistas, que sitúan lo estético fuera de la historia y de su enfoque objetivo, racional... el marxismo nos ayuda a desentrañar las determinaciones históricas y sociales de la experiencia estética y del arte en particular. Con ello podemos comprender en la sociedad contemporánea los obstáculos que al despliegue de la creatividad levanta la mercantilización de los productos artísticos. En momentos en que ante el hundimiento del "socialismo real" se proclama la victoria del capitalismo liberal con su apoteosis del "libre" mercado, se hace necesario reafirmar lo que significa la mercantilización para el arte.'
Claro que no es fácil aceptar este tipo de planteamientos. Existen muchas objeciones en con-
tra de una concepción marxista de la estética desde aquéllas que provienen de los historiadores, hasta de los mismos teóricos y filósofos que defendiendo los altos intereses capitalistas, niegan la posibilidad de definir la estética en dichos términos. Así nos encontramos ante quienes, por razones empresariales, pragmáticas productivistas y eficientistas, juzgan lo estético como algo irrisorio, caduco, carente de interés, cosmopolita, insignificante, inútil o inoportuno. Ante estos juicios apresurados, Sánchez Vázquez ha señalado que responden a cierta ideología que es necesario disipar, ya que aunque resulta difícil convencer a quienes sólo esperan beneficios contantes y sonantes hay que insistir en que:
... la experiencia estética o la práctica artística no son algo superfluo, un adorno de nuestra existencia, sino un elemento vital en toda sociedad, una necesidad humana que requiere ser satisfecha.'
Hay que reiterar entonces que, frente a quienes defienden teorías estéticas tradicionales para justificar la mercantil ización de los productos artísticos, la estética es útil en cuanto que satisface necesidades básicas de creación, expresión, comunicación y desautomatización de la vida enajenada. En este sentido es útil para enriquecer al ser humano. Es preocupante que la educación estética en México tenga problemas de alta comercialización a raíz del control privado de los medios de comunicación, los cuales justamente promueven en gran escala la enajenación y la fetichización del arte. Por eso tiene razón Sánchez Vázquez cuando señala que al hablar de la educación estética no se puede ignorar el condicionamiento impuesto por las instituciones sociales. En este caso, el condicionamiento impuesto por Televisa resulta extremadamente perjudicial, Basta señalar el hecho de que cualquier exposición que ella organiza viene acompañada con la venta de camisetas, llaveros y todo tipo de mercancía asociada a la imagen del artista. Pero lo grave no es sólo eso, sino que además dicha institución llega a deformar el concepto educación estética convirtiendo a los artistas en
fetiches. En este sentido, la televisión privada constituye también un poderoso refuerzo para la conservación de la educación estética como puro conocimiento y adoración del arte europeo occidental, que gracias a la manipulación ideológica se nos presenta como el único arte válido o superior.
Así pues, desde la perspectiva teórica de Sánchez Vázquez, la educación estética en México tiene que enfrentar y resolver también este tipo de problemas. Claro que no todo en esa perspectiva teórica es perfecto. Como él mismo ha reconocido, algunas cuestiones han perdido vigencia.' Por ejemplo, aquellas cuestiones acerca de opciones, dilemas o viejas polaridades como las de realismo o abstracción, compromiso político o libertad de creación, revolución en el arte o arte de la revolución. Estos problemas han dejado de ser vigentes ya que han sido rebasados por la misma realidad. Sin embargo, hay una serie de cuestiones que siguen vivas en la actualidad, como las relacionadas con el arte y la ideología, el arte y la mercantilización, etc., a las cuales todavía da respuesta una estética de inspiración marxista. Sánchez Vázquez considera que en tanto sigue resistiendo la prueba de la realidad, el marxismo es necesario y vital ya que puede todavía contribuir a esclarecer la práctica estética y artística con la finalidad de hacer un mundo más humano, sin explotadores ni oprimidos.`
En conclusión, se podría asegurar que difícilmente a Sánchez Vázquez se le escapa algún problema de la educación estética. Por esta razón hay que considerar seriamente sus propuestas. En el contexto actual de transformación del sistema educativo, esas propuestas pueden ser altamente apreciadas para replantear la educación artística como educación estética.
Si no hay reflexión ni debate sobre el papel de la educación estética, la modernización educativa corre el peligro de convertirse en un proceso tecnocrático y totalmente deshumanizado. De una u otra manera, a Sánchez Vázquez mucho le debemos en el magisterio, aun quienes sin concordar con todas sus ideas, desde posiciones directivas, encuentran en él estímulos valiosos para su reflexión personal*
NOTAS
' Adolfo Sánchez Vázquez, "Postscriptum político filosófico a'Mi obra filosófica' (1985)", en Juliana González, Carlos Pereyra y Gabriel Vargas (eds.), Praxis y filosofía. Ensayos en homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez. México, Grijalbo, 1985, p. 451.
2 La primera edición de Las ideas estéticas de Marx fue en México, por editorial Era en 1965. Hubo reediciones en La Habana en 1966 y 1973 (aunque con advertencias al lector sobre "algunas páginas de la obra"). En los primeros meses de 1994 la editorial cubana Casa de las Américas anunció la publicación de una nueva y más amplia selección de ensayos (Obra estética). Es importante subrayar este hecho ya que, pese a las enormes limitaciones materiales del gobierno cubano, con esta nueva publicación se confirma el alto aprecio que se sigue teniendo en ese país por los escritos de teoría estética de Sánchez Vázquez. Pero este aprecio no significa suavizar o eliminar su postura crítica frente al proceso revolucionario ya que, si bien -dice Sánchez Vázquezhay que reconocer que en el terreno estético y artístico la Revolución Cubana nunca asumió el marxismo dogmático (traducido en la doctrina del "realismo socialista"), no puede decirse lo mismo en otros campos como en la filosofía y la teoría política: "así lo prueba que, en mi caso particular, el lector cubano no tuviera acceso a mi Filosofía de la praxis y a mis análisis críticos del 'socialismo real' ". Adolfo Sánchez Vázquez, "Trayectoria de mi pensamiento estético" (prólogo a Obra estética), en la revista Memoria No. 63, México, 1994, p. 6.
' Ensayos marxistas sobre historia y política. México, Océano, 1985, p. 8.
'Adolfo Sánchez Vázquez, Invitación a la estética, México, Grijalbo, 1992, p. 18.
'Ibid., p. 17. `Ibid., p. 147. Adolfo Sánchez Vázquez. "Trayectoria de mi pensamiento estético", op. cit., p. 7.
"Invitación a la Estética, p. 34-35.
"Trayectoria de mi pensamiento estético", op, cit., p. 7. ` ° A estos problemas se añade hoy la cuestión del posmodernismo. No es casual que los últimos ensayos de Sánchez Vázquez destacan de manera especial el tema de la posmodernidad. Cfr. "Radiografía del posmodernismo", en suplemento cultural Sábado No. 594, 18 de febrero de 1989, y en revista Artes Plásticas, UNAM, No. 12, marzo de 1991; "Modernidad, vanguardia y posmodernismo" en La Jornada Semanal, No. 233, 28 de noviembre de 1993. A su vez, los últimos trabajos sobre filosofía y teoría política (algunos todavía no publicados) abarcan problemas relacionados también con la posmodernidad y sobre todo con el derrumbe del "so
cialismo real". Cfr, "Posmodernidad, posmodernismo y socialismo" (inédito); "¿De qué socialismo hablamos?", en revista Dialéctica No. 21, 1991; "Liberalismo y socialismo", en Dialéctica No. 22, México, 1992; "Después del derrumbe: estar o no a la izquierda" (inédito) y "Balance de la filosofía de la praxis" (inédito).
Libros publicados por Adolfo Sánchez Vázquez Conciencia y realidad en la obra de arte. San Salvador, Edit. Universitaria, 1965.
Las ideas estéticas de Marx. México, Era, 1965. Reediciones en La Habana, 1966 y 1973.
Filosofía de la praxis. México, Grijalbo, 1967. Hay otra edición revisada y ampliada, México, Grijalbo, 1980, y Barcelona, Critica, 1980.
Ética, México, Grijalbo, 1969. Reedición de Crítica, Barcelona, 1978.
Rousseau en México (La filosofía de Rousseau y la ideología de la Independencia) México, Grijalbo, Col. 70, 1969.
Estética y marxismo (antología en dos tomos). México, Era, 1970.
Del socialismo científico al socialismo utópico. México, Era, 1975.
La pintura como lenguaje. Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León, 1975.
Ciencia y revolución (El marxismo de Althusser). Madrid, Alianza Editorial, 1978. Nueva edición de Grijalbo, México, 1983.
Sobre arte y revolución. México, Grijalbo, 1975.
Textos de estética y teoría del arte (antología). México, UNAM, Lecturas Universitarias, 1982.
Filosofía y economía en el joven Marx. (Los manuscritos de 1844), México, Grijalbo, 1982.
Sobre filosofía y marxismo. Universidad Autónoma de Puebla, 1983.
Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología. México, Océano, 1983.
Ensayos sobre arte y marxismo. México, Grijalbo, 1984. Ensayos marxistas sobre historia y política. México, Océano, 1985.
Del exilio en México. Recuerdos y reflexiones. México, Grijalbo, 1991.
Invitación a la estética. Grijalbo. México, 1992. Ensayos sobre Marx y el marxismo. México, Océano (en prensa).
Teoría del trabajo artístico. México, Grijalbo (en prensa).