5.5.09

El contexto histórico del pensamiento de Sánchez Vázquez

Samuel Arriarán

Una de las cosas que más sorprende de Sánchez Vázquez es su inicio precoz en la práctica política. En efecto, a diferencia de otros filósofos marxistas que se incorporan a ella después de un largo y problemático recorrido teórico, él realiza un proceso peculiar, A los I5 años, lo encontramos realizando actividades junto a la Juventud Comunista de Málaga-España. Según él mismo explica, ello no se debió al fruto inmediato de una reflexión teórica sino más bien al ambiente de ebullición social que existía en aquellos años: “era difícil sustraerse al clima de entusiasmo y esperanza que suscitó, sobre todo en la juventud estudiantil el nacimiento de la Segunda República el 14 de abril de I93I. Mi ingreso en las filas de la Juventud Comunista no había sido fruto de una reflexión teórica sino de un inconformismo creciente." [1]

Sorprende pues que a esa edad temprana mientras la mayoría de nosotros (como diría Sartre, todavía nos dedicamos a realizar esfuerzos serviles para complacer a nuestros padres), Sánchez Vázquez ya galvanizaba inflexiblemente su voluntad. Tal vez ello se debió al hecho de que, al tomar contacto desde sus primeros años juveniles con los obreros y campesinos de Málaga, pronto se dio cuenta de la existencia de la propiedad privada y dedujo intuitivamente que el ser humano es lo que produce y hace. Así, y quizás sin saberlo, Sánchez Vázquez ya tenía una poderosa semilla para la elaboración de su Filosofía de la praxis. Sin embargo, esto es un dato poco seguro, y como tal, no podría ser para nosotros, un punto de partida para exponer y valorar su obra política y filosófica. Si es cierta la idea de que el pensamiento de un autor no es una confesión personal, sino que surge y se desarrolla en función de un contexto social, político e ideológico, resulta necesario entonces aplicar esta idea al estudio del filósofo de origen español y que más tarde adquirió la nacionalidad mexicana. Un buen punto de partida sería el examen de la situación de la filosofía marxista antes de la guerra civil. Cuando ingresó a la Universidad Central de Madrid no encontró ninguna huella del pensamiento marxista ¿por qué la filosofía marxista se hallaba ausente siendo así que ese país poseía una de las tradiciones más combativas del proletariado europeo? Ya el mismo Marx señaló que los levantamientos insurreccionales en España arrancan desde épocas muy lejanas y por eso son insurrecciones que no pueden caracterizarse como simples esfuerzos efímeros que terminan por agotarse al cabo de los años. Según Marx, las guerras carlistas y la guerra de España contra Napoleón, habrían sido los hechos más importantes para que, en ese país, se desarrollaran fuerzas revolucionarias.[2]

Si en el desarrollo de España existía un movimiento social de alcances transformadores ¿por qué no se enraizó con la filosofía socialista? Según la explicación de Wenceslao Roces, lo que impidió tal proceso fue la ideología del krausismo:

"Lo grave era que este mismo modo de pensar que mataba en su raíz la dialéctica revolucionaria tratando de desplazar la filosofía de Hegel por la de Kant, fuese llevado también al movimiento obrero por los socialistas afectos al krausismo discípulos predilectos de Giner de los Ríos como Julián Besteiro, trágicamente muerto en las cárceles del franquismo, y Fernando de los Ríos Urruti. Desgraciadamente la simiente reformista y revisionista de estos discípulos del krausismo cayó en terreno abonado. No hace mucho que el Partido Socialista Obrero Español, de clara progenie marxista en sus origenes ha declarado en un Congreso legalizando con ello su obra ecléctica de gobierno, la renuncia al programa y al ideario del marxismo.[3]

Al prevalecer el krausismo en España resulta explicable la ausencia del marxismo en España ¿pero acaso no existieron otros pensadores que pudieran llenar ese vacío? Según Perry Anderson, quién más podía llenar esa carencia, era Unamuno, pero éste, a diferencia de Croce en Italia, no dejó huellas importantes:

"Mientras Croce estudiaba y difundía la obra de Marx en Italia, en el decenio de I890 a I900, el íntelectual análogo más cercano en España, Unamuno, se convertía también al marxismo. Unamuno a diferencia de Croce participó activamente en la organización del partido socialista español en I890-I897. Sin embargo, mientras el compromiso de Croce con el materialismo histórico iba a tener profundas consecuencias para el desarrollo del marxismo en Italia, el de Unamuno no dejó huellas en España. “[4]

Otro filósofo importante antes de la guerra civil era José Ortega y Gasset, pero tampoco él cubrió esa carencia porque entendía la empresa de renovar España europeizándola por su inserción en el pensamiento alemán (pero no de aquel alemán que se llamó Carlos Marx) sino en el pensamiento de Husserl, Scheler y Heidegger. En realidad, el proyecto de Ortega no estaba tan mal. Visto a la luz actual, sobre todo a Heidegger, se reconoce (a pesar de su militancia nazi) su inmenso aporte a la hermenéutica contemporánea. Pero el problema sigue siendo el mismo porque resulta insuficiente. Por más que se revaloren las corrientes como la fenomenología y la hermenéutica, no alcanzan a florecer plenamente en países como España o de América Latina. De ahí la necesidad señalada siempre por Sánchez Vázquez de que hace falta una filosofía conectada con las necesidades sociales y políticas. Esto significa tomar en cuenta los grandes problemas sociales de la realidad nacional. Al no prender esta filosofía en España lo que se ve es lo mismo: la importación de las modas alemanas o francesas.

Así pues, al examinar la situación de la filosofía marxista en España, advertimos que su carencia no se debió tanto a la falta de movimientos de transformación social, sino al desarrollo mismo de las ideas filosóficas. En este sentido, el contexto histórico nos permite situar el origen y desarrollo del pensamiento de Sánchez Vázquez. Este pensamiento se inserta originalmente en las características propias del pueblo español. Claro está que con el tiempo, a medida que se desarrollaba y profundizaba en el exilio, acabó insertándose en el movimiento político de México y América Latina. Hay que reconocer entonces que este pensamiento surgió en las condiciones sociales e ideológicas de España, país que al tener una rica tradición de luchas populares, no podía dejar de crear sus correspondientes expresiones en filósofos como Sánchez Vázquez.

La reflexión de Sánchez Vázquez es fundamentalmente un profundo análisis sobre la crisis del movimiento revolucionario internacional. Por esta razón, su reflexión se parece tanto a la de Gramsci. En ambos autores hay una preocupación central que consiste en encontrar una vía alternativa a las dos corrientes principales en que se dividió el movimiento comunista europeo: la vía reformista o socialdemócrata de la Segunda Internacional y la vía bolchevique-leninista, de la Tercera Internacional.

El parecido de Sánchez Vázquez con Gramsci no es nada casual. Al considerar que su pensamiento político y filosófico constituye una reflexión crítica de la crisis del marxismo contemporáneo, resulta necesario analizar detenidamente de qué manera se contextualiza dicha reflexión. La necesidad de este análisis reside en la preocupación de comprender cómo deberíamos replantear la cuestión nacional, la democracia y el socialismo en América Latina a partir de la crítica de Sánchez Vázquez al leninismo ortodoxo y a la socialdemocracia puramente reformista y neoliberal.

Iniciaremos nuestro análisis intentando hacer una interpretación y crítica del pensamiento político de Sánchez Vázquez. Seguidamente haremos lo mismo en relación a su pensamiento filosófico. Pero ¿por qué resulta más conveniente este orden? Hay dos razones principales:

a) Porque para Sánchez Vázquez, el sentido de su filosofía no es otro que el de fundamentar teóricamente la práctica política, es decir de hallar respuestas teóricas a cuestiones prácticas. De las diversas vías que suelen seguirse para llegar a ocuparse de modo especial de la filosofía destacan sobre todo dos: una que podemos llamar teórica (paso de una actividad teórica pre o parafilosófica) y otra práctica desde la vida real (paso de una práctica no filosófica la filosofía misma). En un caso se trata de encontrar respuestas teóricas a cuestiones teóricas; en el otro, de hallar respuestas teóricas a cuestiones prácticas.

b) La otra razón reside en el hecho de que el pensamiento más fecundo de Sánchez Vázquez no hay que buscarlo solamente en el lugar que es más lógico desde el punto de vista de la clasificación exterior. Como dijo Gramsci, a veces puede suceder que un hombre político escribe de filosofía pero su verdadera filosofía habría que buscarla en sus escritos de política.
Notas

[1] Adolfo Sánchez Vázquez, "Postscriptum político~filosófico” en el libro Praxis y filosofía, (compilación de Juliana González, Carlos Pereíra y Gabriel Vargas, Editorial Grijalbo, México,I989, p.447.

[2] Carlos Marx y Federico Engels, La revolución española, Edítorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, I975, p.7

[3] Wenceslao Roces, "El krausismo en España “, en Praxis y filosofía, op. cit. p.410

[4] Perry Anderson, Consideraciones sobre el marxismo occidental, Siglo XXI, México,I979, p.40.