Lucidez de ideas
Siempre que se nos da, como en este caso, la noticia
inesperada del fallecimiento de una persona que se
admira y con la cual se ha tenido una relación
personal, queda uno profudamente impresionado.
Así me sucede con la noticia de la muerte de
Norberto Bobbio.
Inmediatamente después vienen recuerdos una vez
que se ha repuesto uno de esta primera impresión.
El primer recuerdo para mí fue el privilegio que
tuve de conversar en los primeros años de la década
de los 50, durante un congreso internacional de
filosofía en México, y disfrutar, en compañía de
Alejandro Rossi, de unas horas de trato sencillo y
cordial, de lucidez, de las ideas y de la palabra clara,
viva y cálida de Bobbio.
El segundo recuerdo es el del lector y estudioso de
la admirable obra de filosofía política de Bobbio en
la que, como marxista, encontré siempre a un
interlocutor socialista liberal del marxismo, con sus
agudas interpretaciones y críticas de Marx y al
mismo tiempo respetuosas y enriquecedoras, ya que
ponían a prueba nuestras ideas contribuyendo a
encaminarlas en una dirección socialista humanista
que contrastaba con los caminos cerrados del
marxismo dogmático.
De Bobbio recuerdo siempre esta frase que he
citado más de una vez en mis cursos, ensayos y
conferencias. Con respecto a la democracia actual
representativa, ayuna de contenido social. Decía
Bobbio, y lo cito de memoria, que esta democracia
se detiene a las puertas de la fábrica.